
De todo lo que vimos en el study tour en Madrid y en el salón inmobiliario SIMA, lo que más impacta es la importancia omnipresente que tienen en la actualidad los criterios ESG en el real estate local. Es decir, las certificaciones sobre sustentabilidad y sobre el impacto social de los proyectos, así como también los aspectos de gobernanza.
Es algo que en nuestros países no sucede y que nos hace sentir muy lejos de las mejores prácticas globales. Lo notable es que no surge desde lo regulatorio ni a partir de incentivos impositivos, sino como consecuencia, en el caso de lo corporativo, de las compañías inquilinas que utilizarán los activos, y en el caso del resto de los programas (incluyendo lo residencial), a partir de las exigencias de quienes financian los emprendimientos, tanto bancos como fondos. La demanda residencial aún no lo exige ni lo paga pero sí lo prefiere.
Es muy importante que en Latinoamérica empecemos a tener en consideración esta cuestión porque pronto llegará. En este viaje, vi muchos avances en este sentido en España.