
Lo que una comunidad de práctica genera excede cualquier proyecto inmobiliario que podamos visitar, porque la diferencia está en el debate horizontal que se genera entre colegas, en el aprendizaje de la duda de uno, que fortalece y le dispara conocimiento a otro. En las conclusiones compartidas, que generan más dudas que certezas. Y al fin de cuenta ese es el verdadero espiral de conocimiento.
Es muy difícil transmitir esta experiencia. Cuando terminamos y exponemos lo aprendido durante una semana full life, las conclusiones trascienden los conceptos macroeconómicos, exceden lo referido al timing de mercado, lo deslumbrante que está siendo la transformación cualitativa que está viviendo la ciudad de Miami, las buenas prácticas de marketing y ventas en la que aquí son expertos, el dilema de las tasas de interés, la inflación y los caprate que no cierran…
Porque lo que nos queda al final del día son las relaciones humanas que nos permiten acceder al conocimiento, ese metaconocimiento que es riqueza pura. Y se da en tiempo real, en una práctica de colegas, que el día uno somos desconocidos y luego de pasar una semana en territorio explorando un nuevo mercado, nos volvemos cuasi inseparables, con una adrenalina profesional que nos impulsa a derribar fronteras y a abrir nuevos caminos
Ningún viaje es igual, porque la diferencia la hacen las personas que lo componen. Desarrolladores de 23 años dando sus primeros pasos, arquitectos jóvenes deviniendo en desarrolladores y otros más experimentados que se animan a salir de su zona de confort. En edad, en tamaño, en profesión este grupo fue tan diverso que soy una afortunada, una vez más, de ser parte de esta experiencia.
Gracias a todos los que son parte.